Kerepakupai Vená

Y entonces no era cuestión de tener mucho o poco. Era ese momento... guarde la imagen en mi mente y ahí se va a quedar para siempre. Como aquel invierno en los Champs Élysées donde encuadré para mi memoria a mi amiga querida y al Arco del Triunfo iluminado en rosado. Pero esta vez no hacía frío, y lo que veía no lo había hecho el hombre, era la fuerza de Dios, la victoria absoluta de la naturaleza... y era en mi propio país.

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