I exist as I am, that is enough,
If no other in the world be aware
I sit content,
And if each and all be aware
I sit content.
One world is aware, and by the far the largest to me, and that is myself,
And whether I come to my own today or in ten thousand or ten million years,
I can cheerfully take it now, or with equal cheerfulness, I can wait.
— Walt Whitman
El tiempo es la sustancia de que estoy hecho.El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río;es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre;es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego.
— Jorge Luis Borges. Parte de su ensayo “Nueva refutación del tiempo”
"I prefer to be true to myself, even at the hazard of incurring the ridicule of others, rather than to be false, and to incur my own abhorrence"
— Frederick Douglass
“En cuanto alcance el límite de lo soportable no habrá más que abrir la puerta y estaré fuera”
— Hermann Hesse

Walking Around
Sucede que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
navegando en un agua de origen y ceniza.
El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.
Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.
Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío.
No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tripas mojadas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.
No quiero para mí tantas desgracias.
No quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos
ateridos, muriéndome de pena.
Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.
Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.
Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.
Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran
lentas lágrimas sucias.
— Pablo Neruda

Tengo estos huesos hechos
Tengo estos huesos hechos a las penas
y a las cavilaciones estas sienes:
penas que vas, cavilación que vienes
como el mar de la playa a las arenas.
Como el mar de la playa a las arenas,
voy en este naufragio de vaivenes,
por una noche oscura de sartenes
redondas, pobres, tristes y morenas.
Nadie me salvará de este naufragio
si no es tu amor, la tabla que procuro,
si no es tu voz, el norte que pretendo.
Eludiendo por eso el mal presagio
de que ni en ti siquiera habré seguro,
voy entre pena y pena sonriendo.
— Miguel Hernández

Los verdaderos solitarios
Los verdaderos solitarios no están, esquivos, en las salas oscuras de los cines
ni en el rincón del último bar.
Los verdaderos solitarios gritan a todo pulmón, bailan sin rubor,
se dejan entrevistar hacen públicos sus amores,
recitan sus desdichas.
Son de la soledad, su escándalo.
— Leonardo Padrón
